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¿Debes mezclar las copas con refresco ‘light’ para no engordar?

Cada vez más personas recurren a esta técnica para reducir el consumo calórico, algo que puede resultar absurdo ya que el alcohol, de por sí, tiene bastante azúcar

Los españoles consumimos alcohol ‘per capita’ más que la media europea, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo cierto es que la mayor parte de nuestros actos sociales giran en torno a la bebida, una costumbre nada sana, pero muy arraigada.

Aunque el consumo de bebidas destiladas y fermentadas no es recordable, a muchos les importa más lo que puedan engordar que cómo afecta a su salud. Ante esta preocupación por la curva abdominal, cada vez más personas recurren a los refrescos ‘light’ como mezcla para las copas con la intención de reducir el consumo calórico, pero ¿realmente tiene sentido mezclar el alcohol con este tipo de bebidas para engordar menos? Iñaki Elío, director del Grado de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Europea del Atlántico, confirma que sí a El Confidencial.

«Entendiendo que no existe ingesta de alcohol saludable y que un gramo de alcohol aporta siete kilocalorías. Las bebidas ‘light’ tienen menos calorías en comparación con las versiones azucaradas», explica el profesor universitario. «Es una opción con menos contenido calórico y algo más saludable», destaca.

Eso sí, si lo que quieres es no engordar con un cubata, lo mejor es que no te lo tomes (independientemente de con qué lo combines). Elío explica que «el alcohol, además de aportar calorías, produce inflamación hepática y activa mecanismo para acumular de forma más eficiente la grasa».

Los refrescos tradicionales están cargados de azúcar. En concreto, rondan los ocho azucarillos por cada lata. SinAzúcar.org ilustra en las fotografías que ofrece en su web la cantidad aproximada de estas sustancia que incluye cada uno. Por ello, al recurrir a bebidas con menos azúcar podemos eliminar esta cantidad de calorías en nuestro cuerpo.

El nutricionista explica que la diferencia entre tomarse un cubata acompañado de una bebida baja en calorías frente a una tradicional puede restar «76 kilocalorías por cada copa, que se puede ir incrementando en función de las copas ingeridas».

Qué tomar con amigos

Lo más típico entre los españoles cuando nos reunimos con amigos o familia es tomar cerveza, vino o una copa, al preguntarle al profesor si existe una alternativa sana para estos momentos, es especialista responde que «las bebidas con edulcorantes, en un principio fueron una opción saludable, pero, actualmente algunos estudios empiezan a sugerir que los edulcorantes, pueden tener metabólicamente, un efecto similar al de los azúcares, incluso afectando a la pérdida de peso».

«Por ello, las opciones saludables serían aguas aromatizadas con la piel de cítricos y/o hierbas como la menta, canela o cardomomo. También las bebidas fermentadas con bajo porcentaje de alcohol como las cervezas 0% o ‘light’, o las tan de moda kombucha o kéfir de agua. O emplear la moderación y disfrutar de una bebida alcohólica, en lugar de ingerir una tras otra», sugiere.

Combinar con ‘light’ emborracha más

Mezclar las copas con un refresco con menos calorías, en lugar de con uno tradicional -más allá de que reduzca los hidratos de carbono ingeridos-, tiene el efecto de provocar mayor embriaguez, según un estudio de la Northern Kentucky University. La investigación descubrió que el efecto del destilado mezclado con bebidas edulcoradas, frente a las típicas bebidas azucaradas, da lugar a una mayor concentración de alcohol en nuestro cuerpo.

Los responsables de este estudio realizaron un experimento en un pequeño grupo de 16 participantes (ocho mujeres y ocho hombres). En tres sesiones distintas recibieron de forma aleatoria tres combinaciones diferentes: vodka mezclado con refresco azucarado, otro combinado con refresco light y una bebida placebo (ellos pensaban que podía tener alcohol).

Después de consumirlas, los científicos midieron en los participantes los niveles de alcohol en aire espirado y les hicieron rellenar un cuestionario en el que ellos mismos valoraron su estado subjetivo de intoxicación, fatiga, deterioro y su voluntad para coger el coche conducir. Asimismo, los investigadores midieron el rendimiento objetivo de los sujetos del experimento con un test de tiempo de reacción y reflejos.

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