DeporteFórmula 1

Todo un Schumacher

La fórmula 1 contempla los beneficios mediáticos que puede conllevar tener a Mick Schumacher a la parrilla sin saber aún si ha heredado el talento de su padre

Por Miguel Martínez

No ha existido otro piloto más laureado ni con más canibalismo dentro y fuera de la pista. En 1991 Michael Schumacher era un joven talentoso disputando el Mundial de Resistencia y con la mirada puesta en la F-1. En Le Mans se fijó en la novia de su compatriota y gran rival en busca de un lugar en la F-1, Heinz-Harald Frentzen. “¿Quieres dar una vuelta en moto?”, le dijo a Corinna Betsch. La rubia alemana nunca volvió con Frentzen. Se casó con un Michael tres años después. Gina María nació primero. Mick en 1999.

Casi 20 años después, el chico es clavado a su padre; el rostro, la misma voz, la misma forma de caminar. Ahora solo falta saber si también ha heredado todo su talento. Por si es así, Mercedes, Ferrari y Red Bull le cortejan para llevarle a la F-1 tras proclamarse campeón de la F-3 europea.

Más apellidos ilustres

Solo los Hill -Graham y Damon- y los Rosberg -Keke y Nico– pueden presumir de relación padre hijo con título de F-1. Verstapen, Piquet, Winkelhock, Nakajima, Villeneuve, Andretti, Fittipaldi, Brabham y Stuck consiguieron llevar a su hijos a la F-1, pero otros muchos apellidos ilustres se han fueron quedando por el camino al Gran Circo, vapuleados por el talento rivales si nombre, como los hijos de Niki Lauda o James Hunt.

“Ahora podemos pensar en la próxima aventura. Prefiero moverme hacia delante de manera gradual, paso a paso, preparándome realmente bien. Cada piloto tiene el reto de estar en la F-1. Hablamos con algunos equipos, pero yo quiero dar el salto cuando esté preparado al 100%,” explica Mick con gran madurez, mientras medita junto a su madre Corinna y Peter Kaiser, amigo de Michael, la mejor opción.

La F-1 necesita nombre nuevos y el apellido Schumacher es un bombazo mediático. «Sería una gran historia, por supuesto», reconoció Chase Carey, actual dirigente de la FOM, los dueños comerciales de la F-1. «La presencia de Mick tocaría los corazones de muchos aficionados de una manera muy especial”. ¿Y el talento?. «Mick se parece su padre, pero lo más importante es que tiene los genes de competición de su padre, su carrera le llevará hacia la F1», asegura Gerard Berger, ex piloto y ex director de Toro Rosso, la escudería por la que podría entrar en la estructura Red Bull, pero que parece dar un paso atrás ante el desmedido interés de Mercedes y Ferrari por incluir al joven Mick en su programa de formación.

“El hecho de que Verstappen debutara en F-1 a la edad de 17 años como piloto oficial de Toro Rosso no cambia eso. No se puede comparar”, explica Helmut Marko, responsable del programa Red Bull, recordando el hecho de que Mick nunca ha ganado un certamen (F-4 o F-3) en su primer año.

Los de genes de Michael o Ralf

Aún es pronto para saber si ha heredado el brutal talento de Michael o el más escaso de su tío Ralf (seis victorias en diez años en F-1), pero fuera de ella ofrece la imagen de chico calmado y sensato. Puede que mucha gente crea que es un privilegiado pero solo Mick sabe lo que vivió aquellas Navidades cuando esquiaba junto a su padre y un amigo por las pistas de Meribel. Con 13 años vio a su impactar contra una piedra. Nunca más le ha podio hablar.

El hermetismo con el que Corinna ha llevado la recuperación de su marido deja pocas pista sobre su estado, y más, después de trasladar a Michael a su mansión de 1.500 metros cuadrados en Vufflen-le-Château, frente al Lago Leman después de haber pasado 159 días en coma y un corto período en una clínica de Lausanne. Un equipo de casi 20 personas cuidan de su salud con un coste de 150.000 mil euros semanales. Apenas llegan ingresos a la familia, y los gastos se disparan. Por eso Corinna ha ido vendiendo activos: el avión privado, la casa en Noruega, el Rolls-Royce Phantom coupé, o el Monplaza de Ferrari con el que ganó en Monaco 2001.

Michel y Corinna decidieron que Mick participara bajo el apellido materno (Betsch) en su primeros años, cuando se proclamó subcampeón mundial júnior de karting con el chasis Tony Kart que años atrás había diseñado su padre. Ahora Mick ya es Schumacher, con todo lo bueno y la malo que conlleva sobrellevar el apellido del mejor piloto de la historia de la F-1. “Mi padre tuvo una gran influencia. Como todos saben, él es mi ídolo, soy todo lo que ha hecho y estoy tratando de encontrar cosas que pueda usar de mi lado, y él ha jugado un papel muy importante en lo que soy ahora”.

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