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Nuevos datos de los efectos nocivos de las bebidas energéticas

Una nueva investigación demuestra que su consumo en un corto periodo de tiempo puede aumentar la presión arterial y el riesgo de trastornos eléctricos que afectan al ritmo cardiaco

La mala fama las persigue. Son varios los estudios que asocian las bebidas energéticas con riesgos para la salud. El último en llegar viene de la mano de la revista de la Asociación Americana del Corazón, el ‘Journal of the American Medical Association’, y determina que beber 32 onzas de este tipo de refresco (un litro) en un corto periodo de tiempo puede aumentar la presión arterial y el riesgo de trastornos eléctricos en el corazón, que afectan el ritmo cardiaco

Según aclara Roberto Martín Reyes, jefe de Departamento de Cardiología de Hospital La Luz, Hospital Quirón Salud Sur y Hospital Quirón Salud Toledo, “uno de los productos más populares y vendidos del mercado son las bebidas energizantes. Quienes las usan buscan cumplir la promesa de disminuir la fatiga y elevar su energía sin ser conscientes de que su consumo diario y excesivo aumenta el riesgo de daños al organismo, en especial al corazón. Una sola bebida energizante puede contener una cantidad de cafeína equivalente a de 1 a 4 tazas de café (80 a 322 mg/por bebida), lo que sumado a la acción de otras sustancias -como la taurina y el azúcar- estimula las contracciones cardiacas y una mayor actividad en el sistema nervioso. Todo ello genera la aparición de palpitaciones, arritmias, insomnio, aumento de la presión arterial e incluso convulsiones o muerte súbita (accidente cerebrovascular)”.

«Hace dos años la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que utiliza las cifras de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), publicaba un informe que señalaba que, al menos, un 30% de adultos, un 68% de adolescentes y un 18% de niños menores de diez años consumen bebidas energéticas”, recuerda el especialista.

Problema de salud pública futuro

En dicho informe “se advertía de que las bebidas energéticas pueden provocar un problema potencial de salud pública en el futuro, especialmente entre la población más joven. Así, la recomendación pasa por un consumo moderado, evitar combinarlas con alcohol -u otros excitantes- y que niños y grupos vulnerables se abstengan de tomarlas. El consumo moderado de cafeína se considera entre los 100 mg y 300 mg al día”, agrega.

Además del mencionado “riesgo cardiovascular, se ha asociado con modificaciones de la conducta y alteraciones en las capacidades cognitivas en jóvenes que han ingerido grandes cantidades. Por todo ello, su uso debe ser restringido y el paciente debe estar bien informado de los potenciales riesgos que conllevan”, recuerda el doctor Martín Reyes.

En el nuevo estudio se reclutó a 34 voluntarios sanos de entre 18 y 40 años. Los participantes fueron asignados al azar para beber 32 onzas de una de las dos bebidas energéticas con cafeína disponibles comercialmente o una bebida placebo en tres días separados. Las consumiciones se tomaron en un período de 60 minutos, pero no más rápido que una botella de 16 onzas en 30 minutos.

Los investigadores midieron la actividad eléctrica de los corazones de los voluntarios mediante un electrocardiograma, que registra la forma en la que un corazón está latiendo. También se consultó la presión arterial de los participantes. Todas las mediciones se tomaron al inicio del estudio y cada 30 minutos durante 4 horas después del consumo de las bebidas.

Las dos energéticas probadas contenían de 304 a 320 miligramos de cafeína por cada 32 onzas líquidas. No se espera que la cafeína en dosis de menos de 400 mg induzca cambios electrocardiográficos. Otros ingredientes comunes en este tipo de consumición del estudio incluyeron la taurina (un aminoácido), la glucuronolactona (que se encuentra en las plantas y los tejidos conectivos) y las vitaminas B. La bebida placebo contenía agua carbonatada, jugo de limón y sabor a cereza.

En los participantes que consumieron cualquier tipo de bebida energética, los investigadores encontraron que el intervalo QT fue de 6 milisegundos o 7,7 milisegundos más alto a las 4 horas en comparación con los bebedores de placebo. El intervalo QT mide el tiempo que tardan los ventrículos en el corazón (las cámaras inferiores) para prepararse para generar un latido nuevamente. Si este intervalo de tiempo es demasiado corto o demasiado largo, puede causar que el órgano lata de manera anormal. La arritmia resultante puede ser mortal.

Los resultados del estudio confirman los hallazgos anteriores de otras investigaciones y sugieren que los cambios en el intervalo QT generalmente se mantienen durante el período de monitoreo de cuatro horas en lugar de ser un efecto de corta duración después de consumir 32 onzas de una bebida energética.

Los investigadores también encontraron un aumento estadísticamente significativo de 4 a 5 mm Hg en la presión arterial sistólica y diastólica en los participantes que consumieron los refrescos energizantes

«Hallamos una asociación entre el consumo de bebidas energéticas y los cambios en los intervalos QT y la presión arterial que no se pueden atribuir a la cafeína. Necesitamos con urgencia investigar el ingrediente particular o la combinación de los mismos en diferentes tipos de bebidas energéticas que podrían explicar los hallazgos observados en nuestro ensayo clínico», dijo el autor principal Sachin A. Shah, Pharm.D., profesor de práctica farmacéutica en la Universidad del Pacífico, Escuela de Farmacia y Ciencias de la Salud Thomas J. Long en Stockton, California.

A urgencias

El estudio es el mayor controlado de los efectos de las bebidas energéticas sobre el corazón y la presión arterial en voluntarios jóvenes y sanos. Las estimaciones indican que aproximadamente el 30% de los adolescentes de entre los 12 y los 17 años en los Estados Unidos las consumen de forma regular, lo que se ha relacionado con un aumento en las visitas a las salas de emergencia y la muerte.

«Las bebidas energéticas son fácilmente accesibles y son consumidas comúnmente por una gran cantidad de adolescentes y jóvenes, incluidos los estudiantes universitarios. Comprender cómo ellas afectan el corazón es extremadamente importante», dijo la coautora del estudio, Kate O’Dell, Pharm.D., profesora de farmacia y directora de programas experienciales en la Escuela de Farmacia y Ciencias de la Salud Thomas J. Long.

Entre las limitaciones del estudio destacan que se diseñó para evaluar los efectos del consumo a corto plazo de una bebida energética y no proporciona información sobre los efectos a largo plazo ni las consecuencias de su uso rutinario. Además, la ingesta de bebidas energéticas se evaluó sola y no es infrecuente que se tomen en combinación con alcohol. Finalmente, el estudio incluyó unicamente a los individuos sanos entre las edades de 18 a 40 y los resultados pueden ser diferentes en otras poblaciones.

«El público debe ser consciente del impacto que tienen en el cuerpo, especialmente si tienen otras condiciones de salud subyacentes», dijo Shah. «Los profesionales de la salud deben aconsejar a ciertos grupos de pacientes, por ejemplo, personas con síndrome QT prolongado congénito o adquirido o presión arterial alta subyacente, que limiten o controlen su consumo».

Muertes súbitas

Tal y como señala el doctor Martín Reyes, el estudio “pone el foco y mayor conocimiento en las posibles causas que justifican el importante número de muertes súbitas en relación con el uso de este tipo de bebidas. La detección del aumento del intervalo QT seguro que será punto de atención de próximos estudios con la intención de buscar una explicación a este hecho relevante”.

Como puntos débiles hay que reconocer que se “trata de un ensayo con poco número de pacientes, que centra la investigación en la población sana, que no evalúa el consumo crónico y que no hace un seguimiento a largo plazo de los hallazgos electrocardiográficos encontrados”, apostilla.

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