‘Manos de Piedra’ Durán se levantó de la pobreza para dominar el mundo con el boxeo

Roberto Carlos Durán Samaniego está considerado el mejor boxeador latinoamericano, entre los 10 más grandes de todos los tiempos libra por libra y el número uno en la categoría ligera. La historia de este excepcional atleta panameño convertido en leyenda, Hollywood la acaba de llevar a sus pantallas.

La filmación se realizó en Panamá y lleva el nombre de Hands of Stone (Manos de Piedra). La película, que se estrenó en el Festival de Cannes en el 2016, se comenzó a exhibir en los teatros de Estados Unidos el viernes 26 de agosto en Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Dallas, El Paso y Las Vegas.

Está protagonizada por Edgar Ramírez haciendo el papel de Durán, Usher Raymond el de Ray Leonard, Ana de Armas el de Felicidad Iglesias la esposa de Roberto; y Robert De Niro como el entrenador Ray Arcel.

El 18 de agosto del 2016 en Miami se le entregó al panameño las llaves de esta ciudad y esa fecha se declaró de manera oficial como el “Día de Roberto Durán’’.

Durán nació con tres kilos y medio de peso en los brazos de su abuela Ceferina García, en El Chorrillo, Panamá, el 16 de junio de 1951. En el apartamento donde vivía con su madre Clara Esther Samaniego, su padre Margarito Durán Sánchez y sus hermanos, por su construcción se le llamaba “La Casa de Piedra’’. Nadie podía imaginar que con el tiempo sus manos fueron bautizadas como “Manos de Piedra’’.

Su padre era de ascendencia mexicana y había nacido en Arizona. Al terminar su permiso de trabajo en la zona del Canal abandonó a la familia cuando el pequeño Robertico tenía un año y medio.

Sin su padre al lado, la infancia de Durán fue dura. Vendió en las calles el periódico La Estrella de Panamá, limpió zapatos, lavó platos en restaurantes y pintó paredes en hoteles para ayudar a su madre en el sustento del hogar.

Roberto inició sus andanzas por el boxeo cuando a los 12 años le impresionó el atuendo que usaba su hermano Toti, que entrenaba en un gimnasio. Y un día lo siguió para verlo hacer guanteo, y luego le preguntó:¿cómo puedo vestirme como tú? Y Toti le respondió: “Si te haces boxeador, te podrás vestir así’’. Y de esta forma comenzó la leyenda de uno de los grandes boxeadores de la historia.

El primer entrenador de Durán fue Néstor Quiñónez, conocido como “Plomo Espinosa’’. Sufrió sólo dos derrotas como amateur y debutó profesionalmente a los 16 años, el 23 de febrero de 1968, en la división gallo, superando en cuatro asaltos a Carlos Mendoza en la Arena Colón. Cobró $25 en este combate.

Durán subió después al peso pluma (126 libras) y superpluma (130) ganando todas sus peleas antes de invadir la categoría ligera (135). Su primera corona mundial de la Asociación Mundial de Boxeo la ganó el 26 de junio de 1972 en el Madison Square Garden de Nueva York, derrotando por nocaut técnico en el decimotercer asalto al escocés Ken Buchanan.

Realizó 12 defensas exitosas de este título y otros 33 combates sin estar en juego la corona, antes de derrotar al entonces campeón del Consejo Mundial, el boricua Esteban de Jesús (52-3-0), unificando ambas coronas. La única derrota de Durán fue ante el propio De Jesús en combate anterior donde no había título en disputa.

El panameño exhibió un dominio total en la división ligera y en 1979 decidió pelear en categorías superiores. Lo hizo en las 147 libras logrando victorias ante varios rivales, incluyendo al mexicano Carlos Palomino, ganándose el derecho a combatir por la corona welter ante el estadounidense Sugar Ray Leonard, quien en ese momento era la la principal figura del boxeo profesional.

En las ruedas de prensas celebradas antes del combate el panameño buscó intimidar y presionar mentalmente al norteamericano diciéndole en repetidas ocasiones que no tenía el valor de medirse a él peleando en la corta distancia.

La pelea pactada a 15 asaltos por el título del Consejo Mundial se celebró ante 46,000 aficionados el 20 de junio de 1980 con audiencia televisiva para millones de hogares. Durán lo hizo teniendo en su esquina a dos experimentados entrenadores como Ray Arcel y Freddie Brown, mientras que Leonard tuvo al legendario Angelo Dundee.

Durán logró una cerrada victoria por decisión. Este combate ha sido considerado uno de los mejores de todos los tiempos. Fue un clásico del pugilismo moderno con un Durán agresivo y efectivo, ante un Leonard que demostró que además de poseer piernas veloces y exquisito boxeo también tenía un corazón de león para fajarse ante cualquier guerrero cuando las circunstancias lo exigían.

La revancha no se hizo esperar y ocurrió el 11 de noviembre de 1980 en el Superdome de New Orleans. En esta ocasión, Leonard después de estudiar en video su primera derrota profesional, cambió su estrategia y peleó a distancia utilizando su jab efectivo, bailando alrededor del ring con su velocidad de piernas, realizando combinaciones efectivas y saliendo fuera del área peligrosa de Durán con movimientos elegantes.

Y ocurrió lo que nadie esperaba. En el séptimo asalto, Durán abandonó el cuadrilátero y volvió a su esquina en pleno momento de acción, perdiendo la corona que meses antes le había ganado al propio Leonard. Este combate fue llamado por el cronista Howard Cossell como el “No Más, No Más’’.

El panameño alegó su abandono del ring a calambres causados por la deshidratación sufrida por las libras que perdió en corto tiempo para hacer el peso requerido. Pero, gran parte del público y la propia prensa calificó su retiro como algo humillante.

Para Durán no fue fácil recuperarse de esta derrota. Muchos creyeron que era el final de su carrera. Pero el panameño se creció ante la adversidad y con mucho valor regresó a planos estelares.

Subió a la división superwelter (154 libras) donde sumó varias victorias, entre ellas ante el ex campeón mundial, el mexicano José “Pipino’’ Cuevas; el titular de Italia y de Europa, Luigi Minchillo, y más tarde el 16 de junio de 1983 cuando alcanzó su tercera corona mundial por nocaut en una sensacional pelea con el campeón estadounidense Davey Moore, (12-0-0) en el Madison Square Garden de Nueva York, convirtiéndose en el tercer boxeador latino en sumar tres coronas mundiales y el séptimo en la lista de todos los tiempos.

Sus brillantes actuaciones en 1983 ante Jimmy Batten, Cuevas, Minchillo y Moore le valieron a Durán para ganar el premio “Regreso del Año’’. Su único revés de este año lo sufrió por decisión ante el puertorriqueño Wilfredo Benítez.

Durán buscó el título de los medianos (160 libras) frente a Marvin Hagler, el campeón de ambos organismos y considerado uno de los mejores de todos los tiempos en esta división, pero salió derrotado por puntos.

En este combate ante Hagler, el panameño volvió a demostrar su clase al perder por estrecha puntuación, con los jueces marcando en su contra 144-142, 146-145 y 144-143. Hagler dominó los tres últimos asaltos para sacar una ventaja decisiva.

Regresó a los superwelters y el 16 de junio de 1984 expuso el título que había ganado ante Moore en el Cesars Palace de Las Vegas ante el temible noqueador Thomas Hearns. El estadounidense, considerado por muchos expertos como el mejor boxeador de esta categoría, noqueó de manera fulminante en dos asaltos al panameño en una pelea que muchos le habían aconsejado no hacerla por la gran diferencia física entre ambos púgiles.

Durán realizó varias peleas y cuando muy pocos le daban oportunidad de regresar a planos estelares, se presentó en excelente forma física. Exhibiendo un enorme coraje, ganó otra corona mundial en los medianos por decisión dividida, el 24 de febrero de 1989, en Atlantic City, ante un oponente más fuerte y joven, Iran Barkley, que venía de noquear a Hearns. La victoria convirtió a Durán en el primer latinoamericano en conquistar cuatro títulos mundiales en divisiones diferentes.

El siete de diciembre de 1989, Durán volvió a enfrentarse a Sugar Ray Leonard perdiendo por decisión unánime. Luego regresó a pelear por el título el 25 de junio de 1994 en Las Vegas a los 43 años, pero fue derrotado por el italonorteamericano Vinny Pazienza, que tenía 11 años menos. Muchos creyeron que Roberto mereció la victoria, pero los jueces lo declararon perdedor.

En una revancha ante Pazienza volvió a perder. Siguió peleando hasta los 50 años, pero siendo sólo la sombra del verdadero Durán. El 16 de junio del 2000 en el Gimnasio Nuevo Panamá, Durán derrotó por puntos al irlandés Pat Lawlor para ganar el título supermediano de la Asociación Nacional de Boxeo. Esta corona la perdió en su primera defensa ante el boricua Héctor Camacho en julio del 2001 en Denver, Colorado.

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