J Balvin: «El reguetón grosero me gusta, pero yo no soy así»
El artista colombiano, uno de los grandes reyes de las imparables músicas urbanas latinas, visita este domingo el Sant Jordi Club
Por Luis Troquel
Lo que parecía una moda suburbial ha conquistado el mundo. El reguetón llegó con el siglo para quedarse y hoy es una música internacional, interclasista e intergeneracional. La lista de estrellas del género es inabarcable, aunque pocos en los últimos años han encadenado tantísimos éxitos como el colombiano J Balvin. Este domingo actuará en el Sant Jordi Club de Barcelona. “Es la primera vez que podemos actuar aquí con toda la banda al completo y un concierto entero”, dice en entrecortada conexión telefónica.
La conversación tuvo lugar desde Miami, aunque él ni por asomo tiene pensado instalarse allí y dejar su ciudad natal. “Gracias a Dios sigo viviendo sobre todo en Medellín y no lo cambio por ningún otro lugar”, afirma con convencimiento J Balvin. Si hablar de Medellín era hasta hace poco hablar de la cultura narco, hoy se ha convertido en meca del reguetón colombiano. Y curiosamente está dando los artistas universales del género menos ligados a los clichés de machismo y violencia. “A mí el reguetón grosero también me gusta, pero yo no soy así y quiero que mi música pueda disfrutarla todo tipo de gente”.
¿Ha revolucionado su país el reguetón? “Igual es una percepción, porque realmente no son tantos los artistas colombianos que se han dado a conocer. Lo que pasa es que hay un par que se hacen notar bastante”. Evidentemente, se refiere a Maluma y a él, que vienen a ser en la escena urbana de su país algo así como Michael Jackson y Prince en los años 80. ¿Hay rivalidad entre ambos? “No hay tiempo para eso”.
José Álvaro Osorio Balvín nacía hace justo este mes de mayo 31 años. J Balvin, con la inicial y su segundo apellido desprovisto del acento, responde a su descubrimiento de la música electrónica, que fue para él como volver a nacer. Cuando era estudiante en EEUU había formado parte de un grupo que tocaban canciones de Metallica y Nirvana, pero el ‘flow’ le cambió la vida.
Mientras tantos artistas que provienen del pop prefieren utilizar el término músicas urbanas que el de reguetón, hasta hace muy poco estigmatizado, él lo lleva por bandera y como tal se define rotundamente. Y así lo proclamaba en ‘Ginza’, su mayor éxito tanto en toda América como en España, Italia y otros países europeos. La canción que le consagró definitivamente tras aquel infeccioso ‘Ay vamos’ y la primera de la catarata de ‘hits’ que alberga su todavía último disco, ‘Energía’. Aunque tiene otro ya a punto de caramelo.
Su disco anterior se titulaba ‘La familia’, como se conoce al clan artístico y personal que gira en torno a él. “Es cuestión de vibra positiva. En realidad, todos los que quieran lo mejor para mí son familia”. A Barcelona llega con 11 músicos y bailarines en escena y se rumoreaba que el canario Maikel Delacalle ejercería de telonero. “Nunca me ha gustado esa palabra, todos los artistas merecen su respeto. Maikel Delacalle es amigo de La Familia, lo queremos mucho, y el día que pueda compartir con él escenario va estar como un artista más, no como telonero”, replica.
No es la única figura de la escena española con que mantiene relación musical. Recientemente ha colaborado también con el cada día más solicitado productor Steve Lean, uruguayo afincado en Barcelona y hasta hace poco componente de Pxxr Gvng. “Es un chico talentosísimo”, exclama. Con él se ha vuelto a acercar a otros de los géneros en que J Balvin parece sentirse más cómodo: el trap. A fin de cuentas, su manera de entender el reguetón, cadenciosa e hipnótica, lo ha rozado en muchas ocasiones. “Me gusta estar cambiando constantemente”.