Así se deben comer las alitas de pollo
Pocos platos presentan tantas dificultades para el comensal como las alitas de pollo, un clásico del picoteo que aparece cada vez con más frecuencia en tapas que acompañan a cañas, raciones o incluso ‘cocktails’.
Por HÉCTOR G. BARNÉS
No solo han de comerse con las manos (con el potencial pringante que ello tiene), sino que a menudo pueden ir acompañadas de salsas y la cantidad de carne que ofrecen es limitada, lo que nos obliga a rebañar para poder sacar algo de provecho. En resumidas cuentas, es la fórmula perfecta para el desastre.
De ahí que multitud de páginas sobre protocolo hayan propuesto guías para enfrentarse a este alimento sin quedar mal ante los demás, mancharnos las manos –o, lo que es peor, la boca– y, de paso, quedarnos con hambre y dejar en el plato un montón de trozos de pollo medio mordisqueados. Nos quedamos con la detallada guía que ofrece la Escuela de Etiqueta de Ohio y que, aunque sea una obviedad, recuerda que no debemos ofrecer este producto en una cena formal.
¿Cómo nos debemos comer una alita, paso por paso?
1. Agarra el alimento por sus dos extremos con los dedos de ambas manos.
2. Céntrate en el extremo donde se encuentra la parte más protuberante del hueso grande.
3. Agarra el cartílago que une los dos huesos y sácalo (o cómetelo). Pero es importante que ataques este conflictivo punto en primer lugar.
4. Localiza el hueso más pequeño de los dos que conforman esta tercera falange y gíralo para aflojarlo de la articulación.
5. Separa, una vez aflojado, este hueso.
6. Haz lo mismo con el hueso más grande.
7. Lo has conseguido: ya puedes comer el ala de forma fácil y sencilla sin que haya ningún hueso que te moleste.
8. Límpiate la boca con una servilleta cuando hayas terminado.
Este es el decálogo que no podemos olvidar cuando nos traemos alitas entre manos. El resto son obviedades, pero no está de más recordarlas: si se te queda atrapado un trozo de carne entre los dientes, excúsate y acude al cuarto de baño para sacarlo. ¡No utilices un palillo en la mesa! En caso de que esté aliñada con un condimento picante y el escozor sea demasiado para nosotros, podemos intentar minimizar el picor comiendo un trozo de pan o una patata. Nada de hacer aspavientos con la mano, por supuesto.