Ocho alimentos comunes que nunca deberías comer en verano
Las altas temperaturas de los meses estivales son el gran enemigo de muchas comidas. Siguen en nuestros supermercados, sí, pero ya no son lo que eran
“Aunque me siembres en marzo, aunque me siembres en abril, hasta finales de mayo no pienso salir”, le dijo la patata al labrador. Como la patata, frutas, hortalizas y verduras tienen su estacionalidad, su época natural de crecimiento, en la que poseen más nutrientes, están más maduras y, por lo tanto, tienen mejor sabor. ¡Es el mejor momento para consumirlos!
Estamos a las puertas del verano y todavía encontramos en la frutería cantidad de fresas y naranjas, aunque ya no es nuestra compra predilecta, miramos de reojo a los primeros melones y sandías.
Es lo que sucede con el cambio de estación, que también nos hace cambiar la lista de la compra por aquellos alimentos de temporada: manzanas en otoño-invierno, espárragos en primavera, o melones y tomates en verano. Son mucho más saludables, ya que han crecido de forma natural sin necesidad de usar productos que favorezcan su rápido desarrollo al haber sido recolectados en su momento justo de maduración. Además, mantienen sus cualidades organolépticas, es decir: textura, apariencia y sabor mucho más intenso.
Las altas temperaturas de los meses estivales son el gran enemigo de muchas frutas y verduras, que sólo permanecen en los supermercados rezagadas de finales de la pasada temporada o bien han sido importadas, y ya han perdido su sabor más genuino. Vamos a ver algunos de los alimentos poco amigos del verano.
Granadas
Las conocemos gracias a los árabes, quienes las introdujeron en España. La granada, una fruta baja en calorías, con propiedades astringentes y antiinflamatorias, resulta ideal para las dietas depurativas y adelgazantes. Durante el verano la podemos ver en muchas mesas, pero lo cierto es que es una fruta de gran estacionalidad y las que se pueden adquirir son importadas.
Su recolección comienza a mediados de septiembre, para las variedades más tempranas, y termina a mediados de noviembre, para las más tardías. Las variedades más producidas en España, sobre todo en Andalucía y la zona levantina de Alicante y Murcia, son el Grano Elche, que madura entre octubre y noviembre, y Mollar de Játiva o Mollar de Valencia, de recolección algo más temprana.
Pero no se desanime, a la vuelta del verano podrá degustar las granadas más sabrosas.
Cítricos
Si va a la frutería encontrará naranjas, pomelos y alguna que otra mandarina, pero su aspecto no será como el hace unos meses. El motivo es que los cítricos son la fruta por antonomasia del invierno, necesitan frío para madurar y conseguir el sabor dulce y jugoso. Puede consumirlos, por supuesto, pero su paladar lo notará. Si las encuentra durante los meses estivales probablemente serán importadas de China, el principal productor del mundo.
Batatas
En los países asiáticos están bautizadas como el alimento casi perfecto, por sus cualidades nutricionales, con pocas calorías, buen antioxidante, rico contenido en vitaminas y fibra. Las batatas se cosechan en otoño, y es posible encontrarlas en la primavera, pero desaparecen de los supermercados en verano, y es que tienen una vida útil relativamente corta en comparación con otras hortalizas como las zanahorias o las patatas. Si las encuentra durante los meses estivales probablemente serán importadas de China, el principal productor del mundo.
Carne de vacuno
En España cada persona consume 51 kg de carne al año, seis de los cuales son de vacuno, según datos del Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente. Nos encanta la carne, y nos cuesta decir que no a una hamburguesa o a un entrecot, pero debemos tener presente que tiene alguna que otra contraindicación en los días más calurosos.
Los alimentos que contienen altas cantidades de proteína y grasa calientan el cuerpo mientras se están digiriendo, además, se mueven lentamente en el sistema digestivo haciendo que el cuerpo consuma más energía.
Café y te
Tanto el café como el té contienen cafeína, de acción estimulante pero también muy diurética, es decir, que al ser ingerida provoca una gran eliminación de agua en el organismo a través de la orina. ¡Y en verano necesitamos más agua, no menos! En temporada de canícula, los días más calurosos del año, el cuerpo necesita hidratarse más, ya que las altas temperaturas, la humedad y una mayor sudoración hacen que el organismo pierda mayor proporción de agua que durante el invierno.
Una buena alternativa puede ser comenzar la mañana con un vaso de zumo, nos ayudarán a refrescarnos e hidratar nuestro organismo con un aporte extra de vitaminas y minerales para empezar el día con energía.
Avena
Los carbohidratos complejos, los alimentos en forma integral, como pan, avena, muesli y arroz integral, se incluyen en el mismo grupo de los alimentos ricos en proteínas. Como sucedía con la carne, al cuerpo le cuesta más trabajo digerir el grano, y ese trabajo adicional que realiza hace que su temperatura corporal se eleve ligeramente. No hace falta que los descarte de su dieta veraniega, pero intente sustituir alguna porción por alimentos más ligeros.
Espárragos
Ya lo dice el refrán: “Los espárragos de abril, para mí; los de mayo, para el amo; y los de junio, para el burro”. Los espárragos es otro de los alimentos estrictamente estacional y su auténtico sabor es el de principios o mediados de la primavera. ¿Qué hay en el súper todo el año? Sí, pero no son locales, la mayoría son importados.
Afortunadamente, hay un montón de hortalizas y verduras que crecen en verano, como el calabacín, la calabaza, la zanahoria o el pepino.
Marisco
Siempre hemos sabido que los mejores meses para comer marisco son aquellos cuyo nombre contiene una r, es decir, desde septiembre hasta abril. En cierto modo, el refrán tiene una explicación.
Durante los meses estivales, de mayo a agosto, un gran número de especies se encuentra en veda con el fin de protegerlas durante su época de reproducción, periodo donde los crustáceos pierden peso, su carne se vuelve más blanda y pierden su sabor y textura. Es como si se quedarán vacíos, sobre todo si son hembras, ya que por esa época desovan. En definitiva, el marisco pierde calidad y su auténtico sabor durante estos meses del año, de ahí que no sea la mejor época para ir a comer una mariscada; deberá esperar a septiembre.