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La mitología, el musical feminista

Paloma San Basilio fusiona el musical y las tragedias clásicas en ‘La décima musa’, un homenaje a la mujer que anoche inauguró la 62 edición del Festival de Mérida

Había asegurado Paloma San Basilio en la rueda de prensa previa al estreno que a ‘La décima musa’ había que ir libre de prejuicios. Sin duda, levantaba expectación y dudas a partes iguales que la edición número 62 del Festival de Teatro Clásico de Mérida se inaugurara con la actriz y cantante al frente de una obra que fusiona los grandes musicales y las tragedias clásicas para rendir homenaje a las mujeres.

La pregunta era cómo se marida ‘My Fair Lady’, ‘La Bella y la Bestia’, ‘Sunset Boulevard, ‘Jekyll & Hyde’,’ o ‘High Society’ con las historias de Europa, Antígona, Fedra o Galatea sin que el espectáculo quede naíf, estridente y forzado. La respuesta es: La mitología, el musical feminista. San Basilio, convertida en una Peristera indignada contra el machismo de la historia, desmonta la masculinidad de los clásicos y reivindica la igualdad a golpe de chorro de voz, pero también de explicaciones pueriles y fáciles.

Peristera es la décima musa y, junto a Apolo y Baco, quiere reescribir la historia de las heroínas. Por eso, muestra a una Galatea que se niega a ser una estatua viviente al servicio de Pigmalión, a Helena víctima de la ambición de dos hombres que la utilizaron como excusa para declararse la guerra, a Europa ninguneada por Júpiter tras su affaire, a la Antígona que puedo reinar o la Fedra que soluciona su amor por Hipólito y Teseo proponiéndoles un ménage à trois. Historias que en sí mismas tienen la suficiente enjundia y podrían ser mucho más potentes pero que se quedan en un feminismo de primero de Primaria.

Aunque irregular, el ‘show’ juega con la comedia, la intensidad y el mensaje, que queda especialmente proporcionado en la parte dedicada a Helena de Troya, trufada con las canciones de ‘La bella Helena’. Sobresale también la interpretación de ‘Un sueño imposible’, de ‘El hombre de La Mancha’, de Paloma San Basilio y el poderío vocal de excelentes David Ordinas e Ignasi Vidal, que tienen en ‘Si no puedo amarla’, de ‘La Bella y la Bestia’, uno de los mejores momentos de la función.

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Dirigida por Josep María Mestres, ‘La décima musa’ cumple su objetivo en cuanto a estar concebido como un gran musical para todos los públicos adornado por el impresionante Teatro Romano. Sin embargo, se queda lejos de ser un espectáculo para abrir el festival y toca de una forma superficial el injusto olvido de la historia de las mujeres -las de todos los tiempos-. De todos modos, Paloma San Basilio fue recibida de nuevo en Mérida entre bravos y aplausos del público que llenó las tres cuartas partes del teatro, entre el que se encontraba el ministro de Cultura en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, y que supo valorar el nuevo reto de aquella joven que vendía enciclopedias puerta por puerta y que hoy entona a pleno pulmón ‘My Fair Lady’, ‘La bella Helena’ o ‘El hombre de La Mancha’ arropada por las piedras milenarias del escenario emeritense.

Mucho ha llovido desde ese primer disco, titulado ‘Sombras’ (1975), con el que ya se coronó como una de las reinas indiscutibles de la canción ligera, especialmente en Latinoamérica. Quizás todos se queden con la Paloma de ‘Beso a beso… dulcemente’, su primer hit de finales de los setenta, con ‘Juntos’ (1981) o su eurovisiva ‘La fiesta terminó’ (1985), pero San Basilio ha estado siempre tan ligada a la música como a la interpretación. Y si decimos interpretación, decimos a los musicales.

En diciembre de 1980 irrumpió en el género protagonizando ‘Evita’ (chúpate esa Madonna) en una gira nacional e internacional que duró dos años. Tal fue su éxito que Oliver Stone quería que fuera la protagonista de su adaptación cinematográfica. Al final, eso sí, Madonna dio vida a Eva Perón en el filme dirigido por Parker, con guion de Stone, pero no estuvo tan claro inicialmente.

«Parece ser que había tensiones entre director y autores y la alegría de saber que Ken Russell me prefería a mí quedó empañada por el desacuerdo entre ellos y el subsiguiente arriconnamiento del proyecto. Nunca sabes cuándo va a pasar el tren de la gran oportunidad por tu vida, pero estaba claro que ese no era el mio. Más tarde me llamaron para hace la prueba con Oliver Stone. Pero Madonna no quiso perder la oportuinidad de hacer ese gran papel, aunque creo que no le sacaron partido cuando le ocultaron sus preciosos ojos azules tras unas lentillas, al contrario que Antonio Banderas, que con la fuerza de sus primeros planos estaba maravilloso», cuenta San Basilio en sus memorias ‘La niña que bailaba bajo la lluvia’.

Entre la música, la revista televisiva -con el cénit en esas Leandras que muchos abuelos y padres hoy seguirán recordando-, los recitales con Plácido Domingo e incluso los discos de música clásica reinterpretando piezas de Beethoven, Pachelbel o Massenet (‘Clásicamente tuya’, 1997), llegaron ‘El hombre de La Mancha’ (1997), ‘My Fair Lady’ (2001) y ‘Víctor o Victoria’ (2005). Y el Grammy Latino a la Excelencia Musical en 2006. Y dos libros: una biografía y la novela ‘El océano de la memoria’, publicada el pasado mayo. Esta musa emeritense es el último capítulo de una carrera construida a base de retos y que parece tener una máxima en ese ‘carpe diem’ de Horacio. Renovarse o morir.

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