El consumo de leche se estanca y los precios se hunden
Compramos menos leche y cada vez más barata, a 0,69 euros por litro de media. Los batidos, yogures, mantequilla, helados, queso o postres siguen ganando peso en la cesta de la compra
Los ganaderos y los fabricantes de lácteos tienen dos motivos de peso para estar preocupados: su producto estrella tiene cada vez menos demanda y los precios siguen bajando. Las ventas en volumen no remontaron el año pasado (-0,3%) y las ventas en valor registraron una caída del 2,3%. Así se desprende del informe anual del consumo de alimentación en España en 2017, elaborado por el Ministerio de Agricultura.
Ya van casi dos décadas de caída continuada en el consumo de leche, solo amortiguada en los años 2009 y 2010. Los datos volvieron a teñirse de rojo en 2011, sin tregua hasta hoy. La peor parada el año pasado fue la leche desnatada, con una bajada del 3% en volumen y del 5,3% en valor. Le sigue la leche entera (-1,5%), la categoría con un descenso más acusado desde 2000.
De hecho, el consumo de leche entera se ha desplomado más de un 30% en menos de una década, una tendencia que los expertos atribuyen a la creciente preocupación por estar en forma. La leche semidesnatada aguanta el tipo (+1,9%), pero su ligero repunte no sirve para compensar la balanza, pese a que representa un 47% del consumo total de esta bebida.
Compramos menos leche (69,90 litros en 2017, un 4,1% menos) y más barata, a 0,69 euros por litro de media. Este precio es casi un 2% inferior al de 2016, para disgusto de los ganaderos. El gasto per cápita apenas ascendió a 48,45 euros en 2017, un 5,9% menos.
La industria láctea siempre ha estado en el punto de mira de los inspectores. Basta con echar un vistazo al historial de expedientes abiertos por la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), un organismo dependiente de Agricultura que propuso 56 sanciones en 2016. El 93% de las multas —que solo se harán efectivas si las comunidades autónomas recogen el guante y actúan— salpica al sector de la leche y a los supermercados.
¿El motivo? Los numerosos casos de venta a pérdidas, los incumplimientos en los plazos de pago o la ausencia de contratos en las transacciones, problemáticas que el código de buenas prácticas impulsado por Agricultura no ha conseguido erradicar.
Los supermercados son el canal elegido por el 54,7% de los consumidores de leche, por delante de los ‘discounters’ (20,5%), los hipermercados (17%), otros canales (6,5%), el ‘e-commerce’ (1,9%) o las tiendas tradicionales (1,3%), más caras para este tipo de producto.
Pese a su declive, los hogares españoles destinan un 3,27% de su presupuesto a la leche. Es una de las categorías con mayor peso en la cesta de la compra si se une a los derivados lácteos (17,2%), por delante de las frutas (14,6%) y las hortalizas (14,6%).
Los derivados lácteos han ‘salvado’ esta categoría en su conjunto, con un ligero aumento del 0,6% en volumen, pese al descenso del 0,3% en valor. Los batidos de leche, yogures, leches fermentadas, mantequilla, queso, helados, tartas, natas, natillas, flanes, cuajadas o postres acaparan una parte significativa del presupuesto familiar, con un gasto por persona de 126 euros al año (-4%). El precio medio asciende a 3,28 euros por kilo/litro, un 0,9% menos frente a 2016.