El 61% de las personas que prueban su primer cigarrillo se convierten en fumadores diarios
El porcentaje de no fumadores que prueban su primer ‘e-cigarrillo’ y acaban vapeando a diario es infinitamente menor, por lo que no es solo una cuestión de nicotina
Fumar es malo, muy malo, para la salud, hasta el punto de que el tabaco es el principal factor de riesgo para sufrir una muerte prematura. De ahí que la mejor medida que se puede adoptar para vivir muchos años sea dejar de fumar. O mejor aún, no empezar y no llegar a ‘probar’ nunca un cigarrillo. Y es que el tabaco, además de potencialmente letal, es muy adictivo, al menos tanto como la heroína según muchos especialistas. De hecho, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) alerta que más de tres de cada cinco personas que fuman su primer cigarrillo se acaban convirtiendo en fumadores diarios –ya sea temporal o definitivamente.
Como explica Peter Hajek, director de esta investigación publicada en la revista «Nicotine & Tobacco Research», «en el desarrollo de cualquier comportamiento adictivo, pasar de la experimentación a la práctica diaria es un hito importante, pues implica que una actividad recreativa se ha convertido en una necesidad compulsiva. Y en este sentido, hemos encontrado que la tasa de conversión de ‘fumador por primera vez’ a ‘fumador diario’ es sorprendentemente alta, lo que ayuda a corroborar la importancia de prevenir la experimentación con el tabaco en primer lugar».
‘Enganche’ a primera vista
Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron los resultados de ocho estudios realizados en Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Reino Unido y en los que los más de 215.000 participantes habían aportado información sobre si alguna vez habían probado –o no– el tabaco y cuándo y sobre su consumo diario de cigarrillos. Y partiendo de estos datos, calcularon el porcentaje de personas que, tras fumar un primer cigarrillo, habían acabado fumando a diario en algún momento de sus vidas.
Los resultados mostraron que hasta un 60,3% de los participantes en los estudios habían probado, al menos, un cigarrillo, y que de estos un 68,9% se habían convertido en consumidores diarios. De hecho, este porcentaje podría ser incluso mayor, dado que se trata de una cifra calculada a partir de los hallazgos de ocho estudios desarrollados con metodologías variables. Sea como fuere, la tasa mínima de ‘conversiones’ seguiría siendo de un 60,9%. Y la máxima, de hasta un 76,9%.
Pero, si el tabaco es tan adictivo, hasta el punto de que puede ‘enganchar’ ya desde el primer cigarrillo, ¿cómo se explica que la tasa de fumadores haya descendido de forma gradual en los últimos 20 años? Pues porque se ha reducido la cifra de adolescentes que experimentan con el tabaco. ¿La razón? La dificultad en el acceso por las normativas antitabaco, caso de la prohibición –efectiva– de la venta de tabaco a menores.
Como indica Peter Hajek, «en el momento actual estamos viendo una dramática reducción de la cifra de fumadores en Reino Unido, un logro que coincide con los hallazgos recientes que muestran que solo el 19% de los menores con edades entre los 11 y los 15 años han probado los cigarrillos. Por tanto, la buena noticia es que estamos en el camino correcto».
Más que nicotina
En definitiva, y como destacan los propios autores, los resultados del estudio refuerzan de forma contundente la necesidad de intensificar los esfuerzos para reducir toda experimentación con el tabaco entre los adolescentes. Y llegados a este punto, ¿qué sucede con los cigarrillos electrónicos o ‘e-cigarrillos’? Y es que dado que muchos de estos productos también contienen nicotina, ¿resultan entonces tan adictivos como los cigarrillos ‘tradicionales’? Pues no. No se trata solo de nicotina.
Como concluye Peter Hajek, «existe una gran preocupación sobre la posibilidad de que los cigarrillos electrónicos puedan ser tan adictivos como los cigarrillos tradicionales, pero la verdad es que no es el caso. Llama mucho la atención que un gran porcentaje de no fumadores que prueban el tabaco se conviertan en fumadores habituales y, por su parte, un número muy escaso de no fumadores que prueban los e-cigarrillos se acaben convirtiendo en vapeadores diarios. Por tanto, está claro que no es solo una cuestión de nicotina».