Cubano Fernández acentúa temporada histórica de los Marlins y Francoeur llega de refuerzo a Miami

Si alguien podía detener a los campeones era José Fernández. Si los reyes vigentes del béisbol iban a ver rota su racha de nueve triunfos solo sería posible por el brazo de un verdadero as. Ni más ni menos.

Mucho se había hablado del simbolismo en el resultado final de este juego, pues de cómo le fuera a Fernández se extraería una lectura de lo que les esperaba a los Marlins para el resto de la temporada.

El cubano no decepcionó ni con su bate ni con su brazo para guiar el miércoles por la noche a los peces a un triunfo 3-0 sobre unos Reales convertidos en el equipo más caliente de las Grandes Ligas, defensores a muerte de su corona de Serie Mundial.

Y como si fuera poco, el equipo anunció la llegada del veterano Jeff Francoeur procedente de Atlanta para fortalecer los jardines y, en lo posible, una ofensiva privada de algunos de sus grandes productores.

«Creemos que Francour puede ser de mucha ayuda en lo que resta de temporada», apuntó Mike Hill, presidente de Operaciones de Béisbol del club. «Este equipo ha jugado muy bien en estos meses y vamos a hacer todo lo posible por ayudarlo a llegar a octubre».

Mucho habría que hablar del temple de Fernández para navegar entre amenazas y colgar cero tras cero, metiendo el brazo en momentos de apuro y ponchando a nueve hombres en siete capítulos.

Con esos nueve, Fernández llegó a 213 en la temporada para superar la marca del club perteneciente a Ryan Dempster (209) y consolidarse como el segundo mejor de las Mayores, solo superado por Max Scherzar (217).

Tan histórica es la contienda del chico de Villa Clara que su correlación de 12.96 ponches cada nueve entradas es la mejor en el devenir de la franquicia y la tercera más alta en el béisbol desde 1913, únicamente superado por Pedro Martínez en 1999 (13.22) y Randy Johnson en el 2001 (13.20).

«No veo esto como un triunfo individual, sino como un premio para todos aquellos que me ayudaron a llegar a este momento», apuntó Fernández. «Los ponches son bienvenidos, pero mejor la salud que me ha acompañado en estos tiempos».

Más allá de todos esos números, Fernández necesitaba demostrar que podía salir del mal momento de tres aperturas perdidas y una efectividad que desde el 28 de julio se elevaba a 6.00.

Si su contribución desde el montículo resultó invaluable, no menos puede decirse de sus dos imparables, el primero para romper el potencial no hit-no run, y el segundo para dar inicio al rally decisivo en la sexta entrada.

«Cada vez que tu lanzador abridor pega dos hits, eso es una buena señal», indicó el manager Don Mattingly. «Esos batazos de José los necesitábamos, y sé que él los disfruto».

Gee, un viejo conocido de sus tiempos con Nueva York, parecía candidato a Cy Young hasta ese momento en que un sencillo de Christian Yelich remolcó dos y un elevado de sacrificio de Marcell Ozuna trajo para el plato a Martín Prado, quien se deslizó magistralmente.

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